Desde el mismo día cuando un habitante del barrio Compostela Tres, de la localidad de Usme, le dio aviso a los policías del Cai del sector de Santa Librada, que en la zona boscosa se encontraba lo que parecía ser el cuerpo de una persona, las autoridades ya tenían serios indicios de que se trataba de Carlos Fabián Herrera Merchán. Corrió entre las mismas autoridades, apenas se inspeccionó el cuerpo, el rumor de que sus características eran similares a las del médico de 28 años de la Clínica Méderi, cuya desaparición se reportó el pasado lunes festivo, 29 de mayo.
En el informe de la inspección al cadáver, hallado en la calle 81 sur entre las carreras 11 y 12 de una zona deshabitada, se lee que el cuerpo se encontraba “dentro de dos bolsas sintéticas tipo costal” y no portaba ningún tipo de documentos de identidad.
Los agentes del CTI de la Fiscalía, miembros del laboratorio de criminalística que asumió la investigación, precisan en sus anotaciones que estaba vestido con “una camisa de color azul marca ‘Zara Man’, interiores negros y medias azules. No tenía calzado”.
Los investigadores indicaron que tenía hematomas en zona “palpebrales”, es decir, lo que parecían ser golpes en sus ojos, inflamación de sus párpados, además de una lesión en el cráneo, que posteriormente fue corroborada por Medicina Legal.
La primera hipótesis que manejan las autoridades –después de que el director de este instituto, Carlos Eduardo Valdés, dijera que se estableció su hora de muerte 48 horas antes desde el momento en que se inició la necropsia– es que Herrera Merchán fue arrojado con vida al lugar en donde fue hallado, tal vez en estado de inconsciencia debido al golpe que se observó en su cabeza. Esto será precisado en las próximas horas después de que culminen los exámenes de laboratorio, que es cuando Medicina Legal dará a conocer las causas de muerte.
“No se descarta que su muerte haya sido producto de la ingesta de algún tipo de sustancias, tales como escopolamina o benzodiacepinas, sustancias que emplean los criminales para reducir la voluntad de sus víctimas”, le dijo a EL TIEMPO una fuente cercana a la investigación.
Además, se estima que por las condiciones en que fue encontrado el galeno y considerando lo que los investigadores denominan “tiempo, modo y lugar”, “la víctima fue mantenida contra su voluntad en algún sitio y de allí fue llevado hasta la zona boscosa en donde lo abandonaron”.
Los investigadores están analizando las imágenes captadas por cuatro cámaras de seguridad en la Zona T, partiendo desde la calle 85 con carrera 15, en donde Herrera Merchán salió, al parecer, en horas de la madrugada a abordar un taxi. Además, se analizan las grabaciones de dos cámaras de seguridad en el sector del barrio Compostella Tres, en las vías que conectan con la zona boscosa, para así establecer el número de las placas del vehículo en el que se produjo su transporte.
Otros de los detalles que analizan los investigadores son las llamadas que pudo haber realizado el médico durante la madrugada de ese lunes, antes y después de su desaparición. Desde el día martes, los allegados que realizaban su búsqueda dijeron que su celular estaba apagado, pero que por la señal satelital que emitía el GPS se decía que el aparato estaba en el sector de Usme, precisamente en la zona en donde posteriormente fue hallado su cuerpo.