“Dígame usted mijo, cómo me voy a ir de esta casita y dejo a mis dos hijas con mis dos nietos. Yo sí quiero, porque me da miedo que haya un derrumbe, pero no me voy sin ellas”.
Este dilema tenía ayer María Deisy Bedoya, habitante del barrio Gómez (Manzanares), ubicado en la parte alta de la vereda Llanadas, en el punto conocido como Partidas, hacia el corregimiento de Las Margaritas.
María Deisy muestra con orgullo su pequeña casa. Mientras hace un recorrido desde la cocina hasta el patio donde tiene la peladora y el beneficiadero de café, resalta que no duerme, pendiente de cualquier ruido. “Mire eso como está de feo, pero dicen que no hay piedras”, señala hacia arriba.
Mientras se soba la cabeza, asegura que su esposo, Reinaldo Ríos, está de acuerdo con ella, pero piensan en Lina María y Luz Adriana, sus hijas, y sus pequeños Mauricio y Luis Miguel.
Sus dudas se acrecentaron debido a que el propio alcalde de Manzanares, Carlos Enrique Botero, subió hasta su casa para pedirles a ellos y a 14 familias más que desalojen por el riesgo en que se encuentran.
“Es que ya no son dos, sino tres los deslizamientos. Abajo en Llanadas, en Las Brujas, donde la situación es más crítica, y en medio de estos dos, otro en el barrio Gómez”, dijo el mandatario.
La promesa del alcalde es que les entregará una ayuda de $100 mil mensuales por tres meses, con el fin de que busquen un sitio para alojarse mientras se estabiliza el terreno. “Les pedimos que desocupen, por lo menos en las horas de la noche, porque el riesgo es demasiado alto. “Me preocupa menos en Llanadas, porque el deslizamiento pasa y cae al río y de igual forma en las Brujas, pero en este barrio la situación está muy delicada”, insistió.
Las dudas
Como Deisy y su familia, Celso López y su hijo Sergio insisten que en que no se van, porque no tienen para dónde irse. “Eso está muy feo, pero qué hacemos. Vivimos aquí desde hace ocho años, y es como dejar todo”, resalta Celso.
El problema, según el mandatario, es que se tiene que esperar a que el tiempo mejore, con el fin de hacer una valoración junto con Corpocaldas y la Secretaría de Infraestructuctura para definir qué obras de estabilización se tienen que hacer.
De cuidado
Luis Javier Gallego, presidente de la Junta de Acción Comunal de Llanadas, asegura que su situación se complicó para bajar la carga de café de su finca La primavera. Antes bajaba en unos 15 minutos hasta la carretera, cerca al sector donde se presentó la avalancha. Hasta allí llegaba sin problemas con su caballo Tornado y su perro Hunter.
“Ahora la demora es de 45 minutos, bajo con mi caballito, descargo el café, paso el derrumbe con cuidado, y después lo vuelvo a cargar. Donde le pase algo a la bestia ahí sí quedo varado. Por fortuna esto no pasa sino una vez al año y son solamente cuatro meses del problema”, explica con ironía.
Unos metros más adelante, en la parte alta del barrio Gómez, Deisy vuelve a revisar la ladera, mientras se santigua: “Dios mío, ojalá que esta noche no llueva”, suplica.
Opinan
* Uriel Orozco, propietario de la tienda El Puente
Nos han dicho que evacuemos, pero yo no veo mucho peligro. Y Además para dónde se va uno.
* Germán Augusto Ramírez, empresa Cootraman
Este paso sigue molestando y está muy peligroso, hay que circular con cuidado.
* José Alquíber Gómez
Seguimos luchando con este paso, porque cuando uno menos piensa está tapado y nos toca desviarnos.
Cortesía: La Patria