Cortesía: El Colombiano

El martes se celebrarán 13 años de la disputa de la Copa Intercontinental de Clubes. Ese partido lo perdió el Once desde el punto penal con Oporto, de Portugal, en el estadio de Yokohama, tras 120 minutos de juego y un empate 0-0.

10 días después, en su residencia de Caldas (Antioquia), el profe fue atacado por sicarios que le dispararon cuando quiso defender a doña Adriana, su esposa, ataque que lo dejó cuadripléjico.

El técnico paisa, campeón con el Club de la Liga de 2003 y la Copa Libertadores de América del 2004, llegó en el 2006 a un acuerdo para desprenderse laboralmente del equipo: lo liquidaron, pero acordaron un vinculo laboral por prestación de servicios y un partido de fútbol para su beneficio.

Hoy, 11 años después del pacto, el Once Caldas no le ha cumplido, ni con el partido ni con la liquidación, y lo peor, el dinero adeudado quedó en el Acuerdo de Reestructuración y el equipo tiene 20 años de plazo para pagarla.

¿Cómo va su relación con el Club, qué habló con Jaime Pineda y Tulio Castrillón el día que le entregaron la replica de la Copa Libertadores?

Hablamos de la opción de ayudar para que el Club saliera de esta dificultad, quedamos en que yo llamaba, lo hice a los 15 días, no encontré a nadie y dejé la razón. Solo hablé con Luz Helena Marín, la contadora del Club, sobre un dinero que me deben.

¿Qué le debe el Once Caldas?

Me deben un dinero y el partido que quedaron de hacer y no se ha hecho. No sabía en qué estado iba a quedar, porque no soy médico, solo veía y escuchaba. Cuando me dijeron que si demandábamos al Once Caldas les dije que no. Pensaba que volvía a las canchas, pero sabía que había un acuerdo de los equipos para cerrarle las puertas a quien demandaba. Por eso nunca quise. Hoy, mi pensión no superar el $1 millón y 500 mil. Me atrevo a decir que debí demandar.

¿Piensa reclamar legalmente?

No sé, tendría que estar muy bien asesorado. Tengo que trabajar para mantener a mi familia y no tengo para pagar un abogado.

¿Qué piensa de lo que hizo el Once Caldas en el semestre?

Me da nostalgia porque confiaba y creía mucho, pero en el fondo hay otros problemas, los que creo que se presentaron. No estoy seguro de lo que puedo decir, por eso me guardo mis palabras.

¿Cómo vio el nombramiento de Hubert Bodhert como técnico del equipo?

Les deseo lo mejor a todos. Ojalá nuestros dirigentes pensaran más en los técnicos colombianos que en los extranjeros. A ellos sí les dan todas las comodidades que no veo para los nacionales.

El martes se cumplen 13 años de la Copa Intercontinental ¿cómo pasa el tiempo?

Hoy – viernes – me desperté pensando en eso y en todo lo que ha pasado desde esa época.

Pasan los años y a los equipos colombianos les cuesta ganar en el exterior, lo que dimensiona más lo que hizo el Once Caldas ¿qué piensa?

El Once Caldas no era de élite en Colombia y tampoco, para esa época, invirtió mucho en contratación de jugadores como lo hizo Nacional. Lo hicimos con un puñado de jugadores y el deseo de sacar esto adelante.

En esa época parecía fácil, pero pasan los años y se ven tan difícil ganar algo ¿cierto?

Esto es muy difícil, hablando solo en Suramérica, mire el Junior lo que padeció por no pelear el título de la Copa Suramericana; muchos grandes de Colombia no tienen el reconocimiento que tiene el Once Caldas.

¿Cómo ve la Liga, con la eliminación de Junior y Nacional, los favoritos?

Muy complicado, porque veo que los jugadores hoy en día juegan más por dinero que por amor propio. Eso de besar el escudo o la camiseta del equipo se les olvida muy fácil. No piensan sino en lo que se van a ganar.

¿Entonces en qué se falla?

Hay muchos empresarios que quieren hacer de unos jugadores un gran platal. Ahí estamos muy equivocados. Me atrevo a decir que cada jugador en el país tiene un empresario y todo esto dificulta a los clubes.

Así fue el acuerdo

Se firmó el 17 de agosto de 2006. El documento tiene las firmas de Luis Fernando Henao (inspector de trabajo), Paula Sigrid Delgado (abogada del Once Caldas), Adriana Herrera (esposa del profe Montoya) y Luis Alfonso Sossa (psicólogo de Luis Fernando). Tiene la huella del profe Montoya.

Allí se dice que, aunque el Club lo liquidó el 14 de diciembre de 2004, el técnico pidió que se le pagara por lo que devengaba: 1 millón 328 mil pesos de salario, y 13 millones 672 mil pesos por gastos de representación, premios y bonificaciones.

Como hubo conciliación, el Club compró el seguro para garantizar los estudios universitarios para José Fernando, su hijo; firmaron un contrato de prestación de servicios por 3 millones 500 mil pesos mensuales durante dos años y un partido de fútbol, cuyo recaudo sería para el profe Montoya.

Por un caso igual, el Club perdió una demanda de 700 millones de pesos con Jorge Agudelo, jugador de la misma época.